jueves, 25 de septiembre de 2008

Día 11 (viernes 29) Ginebra, 0km.

Al final conseguí convencer a mi compañero y optamos por quedarnos otro día más y hacer la vuelta hasta Tarragona (900km) del tirón. Así que intentamos reservar de nuevo en el mismo albergue, pero estaba lleno. Nos recomendó algunos sitios cercanos y acabamos durmiendo a unos metros del lago, en el Hotel de la Cloché, que por 68€ ya nos daba desayuno y algo más de espacio y comodidad, pero tb con la ducha común. Y un muy curioso lavabo.

Cuando tirabas de la cadena o te levantabas de la taza, esa cosa verde salía y la tapa giraba para completarse una vuelta de autolimpieza :-D

Tras mudarnos optamos otra vez por pasear por Ginebra y conocerla más en profundidad y con el ambiente de un día laborable. Esta es la principal calle. Se nota que es una ciudad de negocios, se veía mucho traje y mucha niña guapa.

La ciudad (y el país) nos gustó tanto que incluso nos acercamos a una ETT a dejar el cv por sonaba la flauta.

Una de las cosas llamativas en Suiza es que rara es la moto que permanece virgen. Que si un escape, que si unos intermitentes, unas llantas…

Comimos pronto y tras una reparadora siesta, bajamos a dar una vuelta por el lago. Al poco nos acercamos a una zona en la que se juntaba la gente. Resultó ser una “piscina”. Tardamos poco en subir a por el bañador y darnos un refrescante chapuzón en el lago, que curiosamente estaba a una temperatura bastante agradable (21ºC creo que ponía). Al irnos vimos el porqué los nativos optaban por cenar ahí: el chiringuito “playero” ofrecía una carta sabrosa y … ¡barata! (para ser Ginebra).

Al salir, vimos esto: 2 Rolls (árabes), otro mercedes, …

Y es que estábamos ya aburridos de tanto coche de lujo. Para más inri, delante de nuestro hotel había otro de lujo. Debía haber una fiesta porque por la noche se llenó aquello de audis, bmws, porches y hasta algún Aston Martin, Ferrari, Bentley y cosas de ésas con demasiadas ruedas :-P

Y sí, también varias chicas espectaculares y con esa capacidad que sólo tienen ellas para pasar delante suyo mirándolas y hacer que como si fueras transparente.

Dada la experiencia de la noche anterior y que ésta vez era sábado, salimos con ganas de juerga. Paseando y preguntando conseguimos llegar a la zona universitaria. Como siempre, ya era un poco tarde y algunos sitios ya no daban de cenar. Acabamos en un restaurante cubano. La camarera, aunque mulata, ni papa de español. Pedimos algo para llenar el buche y listos. Me llamó la atención que las 2 mozas (ya más cerca de los 40 que los 30) que teníamos al lado se pidieron una copa de champán en vez del típico cubata o café.

Tras la cena buscamos algún garito de ésos oscuros con música alta y encontramos uno en el que parecíamos los hermanos mayores pero que para una copa nos hacía el apaño. Otra vez una amplia carta de cocktails, y otra vez que cayó un mojito, ésta vez de tamaño normal :-D Muy bien preparado, nos salió carito (9€ creo) y más porque al pagarle con 50€ nos hizo el cambio a 1,50 en vez del 1,60 oficial. Nos llamó mucho la atención que la camarera estaba preñada, y con una buena barriga.

Visto que no ligábamos nada y ya eran casi las 0:00 optamos por una prudente retirada para descansar que la siguiente etapa era larga, y aburrida.

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