martes, 23 de septiembre de 2008

Dia 9 (miércoles 27). Interlaken 0km.

Este día decidimos dedicarlo a subir al Jungfraujoch. Se supone que es la estación de tren más alta de Europa. Está a 3.571m y el pico junto al que se encuentra tiene 4.166m de altitud. No está mal ¿eh? :-) Había leído en crónicas que es una excursión de todo el día y bastante cara, 180CHF que al cambio eran 110€. Nosotros, con la promoción del 50% por ser españoles decidimos aprovechar la oportunidad de subir por “sólo” 55€. Curiosamente, en la estación de Interlaken donde se coge el tren tenían una taquilla exclusiva para coreanos. Coreanos no sé, pero asiáticos había por todas partes. E indios, pero no de los de las pelis de John Wayne sino de los de las Bollywood :-D
Bueno, el caso es que cogimos el tren de las 10:05. Es un tren normal que te lleva a otra estación donde tienes que coger otro que ya tiene cremallera que te lleva a una estación llamada “Kleine Scheidegg” (11:15h) desde donde ya se ve perfectamente a la señora joven (el “jungfrau” dichoso):

Ahí ya tienes las típicas tiendas de recuerdos varios, restaurantes y hasta una tienda gigante tipo indio (norte-americano). Amablemente te dan tiempo para que puedas comprar algo ;-) Desde aquí se coge el último tren, que por varios túneles y con bastante pendiente te sube hasta la estación turística. Para que no te agobies para 2 veces (5 minutos), así disfrutas de las vistas. Esta es la 2ª parada (Mar de hielo 3.160m, ya son las 12:10h):

Finalmente, llegamos arriba a las 12:30. Es decir, 2’5 horas para subir. El tren te deja en un andén desde el que ya te vas buscando las cosas para ver. A saber, el piso superior, el palacio de hielo y la puerta para salir fuera. Nosotros optamos por subir primero a la terraza por aquello de las vistas. Decir que tuvimos que cruzar un túnel que ni en la discoteca más cutre está tan mal iluminado. La única luz provenía de un cordón de esos de plástico con puntos luminosos, como los que se usan para iluminar el borde de las escaleras. Decir que era estrecho (2 personas), bajo y frío se quedaría justo en la descripción. De ahí a un ascensor y por fin, las vistas:

En esos momentos, 27 de agosto a las 13:00, hacía 0,1ºC. Al sol se estaba bien pero a la sombra hacía una rasca de cuidado. Optamos por bajar a pisar la nieve. Otro túnel, pero si bien éste era amplio e iluminado decentemente, hacía más frío (y aire) que el anterior. Afortunadamente, subimos con la chaqueta de la moto. Había gente tirándose bolas y disfrutando de la nieve, otros haciendo alpinismo y hasta un helicóptero. Nada del otro mundo. Nos dimos media vuelta para ver qué nos daban en la cafetería, pensando que sería un bocadillo o algo decente y no, sólo bebida. Pues qué bien. Al irnos vimos que nos quedaba por ver el “Palacio de hielo” (por su tamaño yo lo llamaría casita burguesa más bien). Ahí tenían unas pocas esculturas:

Y sorprendentemente un espacio dedicado a la final que parece ser que ganamos :-D

Nótese que hacía algo de frío. Se me estaba congelando hasta el botellín de cerveza. Así que una vez visto, arreando para abajo a ver si comíamos algo. Cayó una salchicha con noséqué que resultó ser patatas fritas en Kleine Scheidegg, y optamos por bajar por el otro lado (hay 2 caminos hasta esa estación). Vimos Grindelwald, que no tiene nada y conseguimos volver a Interlaken a las 17:30. Todo el día perdido para tan poca cosa en mi opinión no merece la pena. Y mucho menos a 110€ la excursioncita. Supongo que se podrá ganar tiempo subiendo en coche más arriba, pero creo que ni por ésas repetiría.
Como todavía quedaba tarde aprovechamos para ir a ver el otro lago, el de Thun:

Ya era un poco tarde y no había casi luz pero aún así parecía bastante bonito. Lástima no habernos quedado viendo los lagos en vez de subir al Sierra Nevada pijo ése :-P
El día anterior habíamos visto un garito para cenar con cierto ambiente y en el que las camarerAs vestían con cierto escote y con un culote. Era una cadena de hamburgueserías de EEUU llamada “Hooters”. Las camareras nos eran como las de la propaganda (tipo I love silicona), pero sí muy amables y simpáticas. Eso unido a precios y calidad aceptables lo hacen interesante. Recordad que por esos lares los camareros dejan a menudo la alegría “para mañana”.
Después nos fuimos a por el postre a nuestro pub favorito de Interlaken, el “Buddy’s”. Pero antes nos encontramos con este par de Lamborghinis que ya nos habíamos cruzado por algún puerto:

Y por fin arribamos al bar, donde tomé “lo de siempre” :-D (aunque esta vez en tamaño pequeño)

En sitios como éste te puedes encontrar con que un nativo “alegre” al darse cuenta de que eres español suelte un “¡Julioooo!” y te presente a un “español” de Ecuador que quería invitarnos a fumar no sé qué cosa rara, a una camarera cincuentona de lo más cachondo del lugar y cosas así :-D
Y una vez más, cervecita y a la cama :-)

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